El CARISMA Antoniano, que nos da identidad: 

• Está centrado en la persona de Jesús plenamente humano y libre, tiene la originalidad y la riqueza de manifestar la compasión y la misericordia con actitudes del “Buen Samaritano”.  

 

• Sale al encuentro del otro y otra, sin discriminar, ni excluir a nadie, con especial predilección por los más pobres y abandonados. Se hace cargo de los que nadie se encarga. “Vuelen a ampararlos”.  

 

• Vive esa caridad exquisita que urge, cura y cuida, con ternura, bondad, hospitalidad, amabilidad. Es servicio atento, humilde y sencillo. Promueve la  dignidad de la persona de manera integral.  

 

• Hace vida la comunión, en una fraternidad de iguales, enriqueciéndose en la diversidad, con alegría y sentido de fiesta: “Espíritu de Familia”. 

 

• Confía plenamente en Dios providente, presente  en cada instante de la vida, que lleva a la audacia y al riesgo. 

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• En búsqueda constante, abierto a los signos de los tiempos, para dar respuestas a las necesidades, junto con otras y otros. 

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